Los nudges o “empujoncitos” se insertan en el diseño, la planificación, la implementación y en el proceso de evaluación de las políticas públicas para orientar la toma de decisiones basada en evidencia.
Una de las películas más impactantes de Christopher Nolan es Inception (El Origen). Esta película de 2010, relata la historia de un grupo de ladrones que utilizan una máquina que invade los sueños para conquistar sus objetivos. Con esta máquina, el protagonista (Leonardo Di Caprio), se introduce en el subconsciente onírico de las personas para extraer información, o para introducir una idea que luego germinará y desencadenará un comportamiento determinado y diseñado por él mismo.
Esta “máquina” ficcional que se utiliza en la película, se viene haciendo cada día más real en los procesos de ingeniería social, y en el diseño de políticas públicas a través del estudio del comportamiento humano y la explotación de las bases de datos. Las mismas, se usan para orientar conductas o respuestas por parte de la ciudadanía y se han denominado nudges.
La “teoría de los nudges”, puede aplicarse al ámbito de la gestión al momento del diseño de las políticas públicas. Este enfoque considera que los humanos no se comportan, ni toman decisiones de forma exclusivamente racional. La misma, se ha convertido en una herramienta habitual para la gobernanza democrática y la elaboración de políticas públicas basadas en la utilización sistemática de datos (evidencia), dado que los nudges permiten aportar información que hacen posible un diseño riguroso y planificado de la intervención pública.
Pero entonces ¿Qué son los nudges?: El término nudge podría traducirse como “empujoncito” y fue acuñado por el Nobel de Economía Richard H. Thaler. El mismo consiste en intervenciones limitadas que pretenden modificar la estructura de las decisiones que toman los individuos sin recurrir a incentivos o sanciones. Además, plantean intervenciones sencillas y de bajo costo para inducir a los ciudadanos a un comportamiento previsible esperado.
Actualmente, los nudges se aplican en la elaboración de políticas públicas, e incluso existen unidades en distintas administraciones internacionales dedicadas a este enfoque, por ej.: El Behavioural Insight Team en Reino Unido, o la Office of Evaluation Sciences en EE.UU., que han trabajado exitosamente en objetivos tan importantes como el aumento del cumplimiento tributario acercando las declaraciones de impuestos a los contribuyentes, o aumentando los porcentajes de vacunación gripal a los veteranos del ejército, con el envío de postales recordatorias.
La influencia en el comportamiento de la ciudadanía debe estar enfocada a la mejora de las condiciones de bienestar de las personas, y a la generación de valor público
En Argentina hace poco se inauguró la “Unidad de Ciencias del Comportamiento y Políticas Públicas”, que funciona bajo la coordinación de la secretaría de Asuntos Estratégicos de la Nación, y que ya está sistematizando las experiencias de articulación entre políticas públicas y ciencias del comportamiento
La influencia en el comportamiento de la ciudadanía debe estar enfocada a la mejora de las condiciones de bienestar de las personas, y a la generación de valor público. Además, es necesario que las decisiones tomadas por los ciudadanos y ciudadanas sean libres y voluntarias. Es decir, que la decisión que promueven los nudges se presenten como una opción válida entre otras y se provea mediante un estímulo proporcionado.
Un ejemplo de acción práctica podría ser la lucha contra la obesidad infantil. Un enfoque de respuesta tradicional sería una estrategia de prohibir determinados alimentos, mientras que con la teoría del nudge, la respuesta sería la ubicación destacada de productos saludables en los lugares más visibles de los supermercados.
En el ciclo de políticas públicas los nudges se insertan en el diseño, la planificación, la implementación y en el proceso de evaluación, para que permita valorar la efectividad de la política y orientar la toma de decisiones basada en evidencias. Incluso se puede integrar en la implementación de experimentos controlados aleatorios, que permitan valorar la eficacia de una política pública antes de implementarla de manera generalizada, ahorrando costos y posibles perjuicios para la población.
Finalmente, la verdadera creatividad y el uso de la teoría del comportamiento, cobran importancia en la relación entre innovación, el diseño de políticas públicas y la gobernanza democrática. Pero todo esto, y como dice el protagonista de Inception “es un arte muy sutil”.
PUBLICADO: Agosto 2021 en DIARIO PERFIL