¿El Estado argentino es socio del desarrollo?

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El libro ‘Cadenas de valor público y ecosistema digital’ responde, entre otras cosas, esta pregunta. Su autor, Maximiliano Campos Ríos, señala que el texto propone “pensar un Estado que promueva el crecimiento a través de la tecnología”.

“El Estado argentino tiene que transformarse, debe incorporar la tecnología y hay que dar esta discusión”, propuso Maximiliano Campos Ríos, especialista en Estado, administración y políticas públicas, autor de ‘Cadenas de valor público y ecosistema digital’, en comunicación con El Auditor.info.

El libro propone pensar un Estado que promueva el crecimiento a través de la tecnología. El investigador enfatiza en la necesidad de apostar desde lo público, pero en alianza con el sector privado, a la creación de un ecosistema digital para impulsar el desarrollo de Argentina y la región.

El especialista en políticas públicas precisó que “la aspiración económica de Argentina es con los recursos naturales, pero no estamos explotando la economía del conocimiento que tenemos en el capital humano”. Como consecuencia, para el autor, el Estado argentino se está tornando “obsoleto” y queda fuera del juego global.

Rol del Estado

En los últimos años se generó una discusión pública acerca del rol del Estado. “Si repercute en la competitividad de manera negativa y se transforma en un costo de transacción, o si, por lo contrario, se convierte en un socio del desarrollo y genera así que un país, una región o una ciudad se desarrollen”, ahondó Campos Ríos.

De acuerdo al texto, el sector público nunca es neutral: agrega valor y se convierte en el socio del desarrollo, o es un costo de transacción.

Según el docente, en Argentina se discute si el Estado es grande o pequeño. Pero, ¿cómo se hace para mejorar el Estado, que produzca riqueza, y sea socio del desarrollo? Ante esta pregunta, responde y afirma que el Estado argentino “tiene que transformarse”.

En el libro, el autor manifiesta la necesidad de una administración pública simple y digital. “Una burocracia ineficiente y lenta atenta contra la competitividad”, sostiene el autor en un tramo del libro ‘Cadenas de valor público y ecosistema digital’.

“Si una persona debe realizar un trámite, que es muy engorroso y lleva tiempo, tiene que contratar un gestor. Ahí, el Estado está generando un costo de transacción y esto impacta en el desarrollo”, ejemplificó Campos Ríos.

De igual forma, “si querés abrir una empresa en Argentina, tenés que esperar entre tres a seis meses. En cambio, con las mismas condiciones, en una semana te la podes abrir en Chile, o en Estonia en 24 horas y encima te dan ciudadanía”, agregó.

En base a estos ejemplos, el autor mencionó que, en una economía globalizada, la posibilidad de producir riqueza, generar valor y realizar negocios en estos tres países impacta en términos desiguales. “El Estado y, por ende, su modelo organizativo, debe agregar valor en todos su procesos y con todos sus factores”, subraya el documento.

El libro, entre otros temas, también menciona la importancia de apostar a la capacitación en el Estado, promover un mejor empleo público en base a esta preparación, así como también la segmentación de la oferta formativa e impulsar el desarrollo de nuevas capacidades estatales.

En cuanto a los perfiles necesarios en la función pública, el entrevistado destacó a programadores y desarrolladores. De esta forma, se busca transformar digitalmente el Estado argentino y así “poder integrarnos al ciclo económico mundial de crecimiento”, agregó.

El Estado del futuro

Tal como lo explicó Campos Ríos, ningún país en el mundo “funciona sin un Estado”. Sin embargo, el Estado del presente, en algunas medidas, “sigue siendo un animal eminentemente analógico”, puntualizó.

“El Estado es ese médico forense que te toma el pulso cuando el paciente no respira. Está siempre corriendo detrás de los acontecimientos, entonces llega tarde y mal”, recalcó el especialista.

Pese a esto, el investigador cree que la clave está en la integración de sistemas de información, así como también en la generación de un método de toma de decisiones en tiempo real basados en la evidencia.

“Hacer trámites en Argentina es una odisea. Todo es difícil y complicado, incluso hay gestiones que están estructuradas de manera digital pero son complejas, o no se pueden hacer de manera simultánea”.

Tener que pagar por algunos trámites -según el documento- genera una inequidad importante. “Esto hace que algunos ciudadanos sean de primera y otros de segunda”, completó el autor. Algo similar sucede con el acceso a las nuevas tecnologías.

Cambios, tecnología y velocidad

“Los cambios se están llevando a cabo. El Estado argentino, los Estados provinciales, los organismos públicos en general, y las empresas del Estado están incorporando la tecnología”, aclaró el experto.

Ahora bien, las transformaciones tecnológicas suceden a un ritmo mucho más vertiginoso que la velocidad que tienen las políticas públicas. Lo mismo sucede con los políticos al incorporar estos cambios.

“Modernizar no es simplemente digitalizar. Modernizar implica digitalizar y simplificar”, resaltó Maximiliano.

El autor del texto justificó su postura con la gestión que se debe realizar al tramitar el pasaporte. Allí, el Estado le solicita al ciudadano que le brinde documentación impresa o escaneada que, se supone, ya tiene.

Globalización

El documento expresa que el desarrollo de cadenas de valor facilita la identificación de las políticas que se pueden implementar para permitir que los productores individuales y los países aumenten su participación en estos beneficios.

Un Estado ineficiente -insiste el autor- genera un montón de costos de transacciones y esto repercute en la competitividad. En un mundo globalizado la competitividad es fundamental para atraer inversiones, generar riqueza y desarrollar ecosistemas.

“El Estado que tenemos hoy no nos sirve si queremos que sea un socio del desarrollo porque es analógico. Es un Estado que no conoce y por eso pregunta”, explicó el docente.

¿Peligra el empleo?

La mejora de las “cadenas de valor público” no sólo persiguen la eficacia y la eficiencia administrativa, sino que también promueven el desarrollo de un país.

“Si fuera verdad que la tecnología mata el empleo, Corea del Sur debiera ser el país con más desocupación del mundo. Sin embargo, tiene un desempleo de 3,4%. La tecnología destruye un tipo de empleo ineficiente, mecánico y bruto”, aclaró.

Cuando se implementó el expediente electrónico a nivel nacional, recuerda Campos, las mesas de entrada de los ministerios no desaparecieron. Quedaron reducidas a una sola persona que podía recibir alguna documentación externa. Sin embargo, el resto de las personas se reconvirtieron.

“La tecnología va generando otro tipo de ocupaciones que tienen más valor agregado, mejor nivel remunerativo y que, en definitiva, generan mayor competitividad”, concluyó el autor del libro.

 

Nota publicada en elauditor.info – Abril 2024