Estados, inteligencia artificial y ética para la transformación
Como parte de la llamada Cuarta Revolución Industrial, en los últimos años la IA ha adquirido relevancia global en muchísimos
ámbitos de desarrollo. En el sector privado, por ejemplo, varias áreas de aplicación han adoptado esa tecnología para mejorar
la eficiencia operativa de sus procesos, aumentar la productividad empresarial y proyectar su capacidad de análisis de grandes
volúmenes de datos. Tal es el caso de empresas de telecomunicaciones, finanzas, energía y petróleo, y del sector de la salud.
En el campo académico y científico y tecnológico, en tanto, la inteligencia artificial ha permitido avanzar en áreas de robótica, neurociencia, sistemas de radares, desarrollo computacional y para la automatización de tareas administrativas, el acceso a recursos pedagógicos, la elaboración de plataformas educativas,y la detección de riesgos de deserción en los distintos niveles
académicos.
Pero es, sin dudas, el sector público el que encabeza la lista de espacios que atravesaron una mayor renovación e impacto gracias a la irrupción y la transversalización de la inteligencia artificial en sus diferentes áreas. Algunos ejemplos de esa transformación han sido los enormes avances registrados en campos de, por ejemplo, contrataciones públicas, optimización del gasto público, accountability, detección de fraudes y mitigación de riesgos de corrupción, y mejora en la automatización de procesos y tareas repetitivas. También se destacan las políticas de innovación en el sector de previsión climática y adaptación y mitigación del cambio climático, dos ejes fundamentales para proteger a las poblaciones más vulnerables de nuestra región y el mundo. Y en campos relacionados existen muchísimas oportunidades para
avanzar en planes nacionales de política espacial y desarrollo de satélites. El caso argentino es un buen ejemplo de esto, en la
medida en que el país se posicionó históricamente como líder global en materia satelital gracias al trabajo de referentes como
el científico Conrado Varotto, quien estuvo al frente de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) e INVAP, dos
instituciones que siguen avanzando en la investigación aplicada de la inteligencia artificial en esos ámbitos de desarrollo.
Como bien señala Maximiliano Campos Ríos en otra publicación reciente de su autoría, Cadenas de valor público y ecosistema digital (2023), el Estado tiene una responsabilidad fundamental en lo que hace al liderazgo y la coordinación de los sistemas nacionales de innovación y transformación digital. Esto incluye, por supuesto, la reducción de brechas que aún hoy prevalecen en por ejemplo el acceso a la conectividad, el desarrollo de infraestructuras digitales, el diseño de políticas de alfabetización y formación en habilidades tecnológicas, y el fomento de alianzas público-privadas para acelerar esa transformación.
En esos y otros sectores, CAF ha establecido una serie de prioridades que incluyen la organización y cocreación de encuentros multilaterales, cumbres, foros y encuentros como el de la Ética de la Inteligencia Artificial en América Latina y el Caribe que ya
desarrollado en Chile y Uruguay, y que pretendemos seguir llevando adelante en toda la región. Además, acompañamos a nuestros países miembros en la puesta en marcha de políticas públicas y proyectos participativos de inteligencia artificial con alcance multisectorial y estratégico, y en el establecimiento de marcos regionales de gobernanza que sean éticos, inclusivos y sostenibles. Tal es el caso de nuestra Guía práctica para el diseño de políticas públicas de Inteligencia Artificial y para el desarrollo de los habilitadores para su implementación en América Latina y el Caribe, un documento que busca colaborar con la capacitación de los responsables de la toma de decisiones, así como la
creación de ecosistemas públicos de calidad, que ayuden a cerrar las brechas tecnológicas que aún hoy existen en esos ámbitos.
“Instrumento extremadamente poderoso” en palabras del Papa Francisco, la inteligencia artificial debe ser una herramienta regulada, sostenible y, sobre todo, que reconozca el corazón humano, la ética y el bien común por encima de cualquier algoritmo. Inteligencia artificial y políticas públicas en América Latina y el Caribe proyecta estos principios al trabajo de los Estados de la
región de manera sistemática, ordenada y comprensible para todos los lectores. Un recorrido necesario y urgente para nuestro
presente y futuro.
Christian Asinelli
Vicepresidente corporativo de Programación Estratégica
CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe