El Desarrollo Argentino según Naciones Unidas

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El informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicado recientemente, muestra el desarrollo que la población mundial ha experimentado en los últimos 30 años, marcando una importante expansión en sus capacidades y libertades.

El concepto de desarrollo humano incluye sin embargo a la educación, la salud y la economía. En este sentido, pensar el desarrollo humano, es entender que se ha extendido la esperanza de vida, se ha aumentado el nivel de población alfabetizada, que se ha vuelto más saludable, pero también, que ha crecido el ingreso per cápita. Por supuesto que esto no ha sido equilibrado a nivel internacional, pero América Latina y especialmente Argentina, no son ajenas a esta situación. La idea general de PNUD sobre “desarrollo humano”, significa más que sólo el concepto de desarrollo económico, incluyendo la ampliación de las alternativas de vida, cobrando vital importancia tres factores claves: el poder gozar de una vida larga y saludable, acceder a una educación que posibilite un buen desempeño social y laboral, y por último, tener un nivel de vida decente, para lo cual es necesario un ingreso acorde.

El último informe del PNUD, coloca a Argentina dentro de un grupo de países que ha tenido una trayectoria ascendente en las últimas décadas, lo que significa que Argentina tuvo buenos índices de desarrollo humano para el periodo 1980-2011. Sin embargo, Argentina no ha tenido estabilidad en términos políticos y económicos entre 1980 y 2011, por donde pasaron nueve presidentes democráticos y cuatro de facto, más de quince ministros de economía distribuidos en seis gobiernos democráticos diferentes, y cuatro de facto, en los que se establecieron diferentes planes económicos.

Pese a esto, Argentina logró niveles favorables. Según el informe publicado recientemente, el desempeño argentino le permite mantenerse por encima del promedio mundial, aunque con fluctuaciones que van del 20% en 1980 a casi el 16% en 2011. En relación a la región, Argentina se encuentra durante todo el período 1980-2011, por arriba del promedio de América Latina y el Caribe, aunque aquí se da una situación particular: Argentina baja 5 puntos porcentuales con respecto al índice mundial, es decir, que el desarrollo humano a nivel mundial aumentó más que el de Argentina.

Mientras que Argentina tenía un 15% por sobre América Latina y el Caribe en 1980, en 2011 esto se redujo casi a la mitad, ubicándose en un 8%, repitiéndose la situación anterior. Esta expansión de América Latina y el Caribe se da en base a dos dimensiones: en primer lugar, la salud. Esta dimensión considera la esperanza de vida, para lo cual se tiene en cuenta, la longevidad, la buena salud y la nutrición. En 1980 la brecha en esta dimensión entre Argentina y América Latina era superior al 10%, mientras que en 2011 la misma se redujo a menos de la mitad, situándose por debajo del 5%. La otra dimensión importante es la educación. Es sabido que Argentina fue pionera en la región y el mundo en materia de educación y alfabetización. Este indicador incluye tanto los años de educación promedio, como los años esperados de instrucción. En 1980, Argentina superaba por casi el 30% a la región, mientras que en 2011, la misma se redujo a cerca del 20%. Para Argentina era difícil mantener esta brecha, debido a sus altos niveles en educación, mientras que para América Latina era relativamente más sencillo, acortar la brecha.

En esta línea, Argentina supera al promedio mundial y de la región, pero se encuentra muy por debajo en relación con la Organización para el Desarrollo y el Crecimiento (OCDE) compuesta por 20 países de América, Europa y Asia, y del que forman parte Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Corea del Sur, Japón y Chile. En relación con esta organización, los índices de Argentina dan muestras claras de su desarrollo pero aún son inferiores a los de la OCDE. Mientras que el desempeño argentino se daba en términos positivos con respecto al mundo y la región, en comparación con la OCDE, esto se da en términos negativos, es decir por debajo del desempeño de esta.

En términos generales, el desarrollo humano argentino pasó del -11% en 1980, al -8% en 2011, en relación con el desarrollo humano de la OCDE, lo que muestra una recuperación del país y un achicamiento de la brecha, pero por debajo de los niveles de la OCDE. En el desagregado de las tres dimensiones, las cuestiones son bastante asimétricas. En el primer indicador, el de salud, la brecha se mantiene estable en torno al -5% entre Argentina y la OCDE en todo el período 1980-2011. Esto significa que tanto Argentina como la OCDE, han aumentado su esperanza de vida a un ritmo similar, pero Argentina continúa por debajo de los niveles de la OCDE.

Por el contrario, en la dimensión educación el porcentaje tiende a disminuir del -12% en 1980, a -5% en 2011. La recuperación argentina se dio a mediados de los ´80 con la expansión de la educación, lo que redujo drásticamente la brecha entre ambas, pero metiéndose Argentina por debajo de los niveles de desarrollo educativo de la OCDE. La dimensión ingreso, que incluye el ingreso nacional bruto per cápita, se torna compleja, debido a los vaivenes de Argentina. La brecha siempre es negativa, ya que Argentina no supera a esta región y se mantiene debajo, pero la fluctuación es importante. En 1980 la brecha era del -10% y se duplica en 1990 a niveles superiores a -20%, en 1996 hay un descenso al -15% lo que permite achicar la brecha, pero en 2002 la misma volvió a aumentar a niveles superiores al -20%. A partir de ese momento comenzó un descenso, donde Argentina, aún manteniendo niveles por debajo de la OCDE se estabilizó en valores parecidos a los de 1980, por debajo del -15%.

Este último indicador, permite observar con mayor claridad los vaivenes de la economía argentina y la volatilidad de esta dimensión, sobre todo en relación con la OCDE. Este primer acercamiento al informe del PNUD permite dos grandes conclusiones, en primer lugar, Argentina logró recuperar sus niveles en relación con la OCDE pese a mantenerse por debajo de los niveles de esta. En segundo lugar, América Latina y el Caribe lograron aún mejores niveles en relación con Argentina, pese a la superioridad de esta. Queda pendiente un análisis detallado de la situación argentina, en relación a las provincias que la componen, donde los indicadores marcarían diferencias importantes.

Este breve análisis, deja abierta la posibilidad de interrogarnos cuáles son los desafíos que Argentina y América Latina tienen para lograr un desarrollo humano con altos niveles de equidad y cuáles serán las principales políticas para lograrlo. De esta forma, planes educativos, de salud y de redistribución del ingreso que sean consensuados entre todos los países de la región, y que se apoyen en los bloques y regiones internas, serán fundamentales para lograr mayores niveles de desarrollo humano.