La gestión por resultados apunta a lograr una mayor eficacia de las políticas públicas, potenciar su impacto y generar mayor responsabilidad en los funcionarios
La gestión por resultados establece un esquema de incentivos que premia o sanciona a la alta gerencia de la administración sobre la base de la evaluación de los resultados obtenidos. En la Administración Pública, propicia un cambio fundamental que pone en primer lugar los resultados que se desea alcanzar y, a partir de éstos, define la mejor combinación de insumos, de actividades y de productos para lograrlo. Este enfoque apunta a lograr una mayor eficacia de las políticas públicas, aumentar su impacto y alcanzar un proceso de mayor responsabilidad de los funcionarios en relación con los resultados de su gestión.
En este sentido, es interesante observar los incentivos que se generan para que los funcionarios asuman responsabilidades por el logro de resultados, y no solo por el cumplimiento de sus funciones. Esta herramienta genera una rendición de cuentas más sólida y sustantiva, pero también efectiva, que se fundamenta en distintas evidencias que pueden ser verificadas por parte de la opinión pública y la sociedad civil. Así, no solo se hace más ágil la rendición de cuentas, sino que también se dota de mayor transparencia al proceso de decisión e implementación de políticas públicas. El desarrollo de reformas administrativas en las provincias plantea desigualdades y enfoques distintos en relación a sus avances en la materia. Si bien hay algunas jurisdicciones más avanzadas, como la ciudad de Buenos Aires, que posee un tablero de control y una normativa como la ley número 70 que desde 1998 plantea la gestión por resultados, la mayoría están bastante rezagadas. Sin embargo, es posible identificar algunos avances recientes en algunos distritos.
Entre las provincias que muestran desarrollos e innovaciones interesantes, es posible destacar a Salta, que comenzó un proceso para implementar la gestión por resultados en la Administración Pública. En esa línea la provincia está implementando una estrategia que lleva el enfoque de la gestión por resultados a los procesos de planificación, presupuesto, gestión financiera, auditoría y adquisiciones, gestión de programas y proyectos, monitoreo y evaluación. Estos pilares respetan en gran medida el ciclo clásico de una política pública, e incluyen nuevas formas de gestión a procesos ya instaurados.
Por su parte, desde 2009 la provincia de Buenos Aires aplica la “Gestión Orientada por Resultados” (GOR) en el Ministerio de Trabajo, que atiende a la importancia de aplicar un modelo de decisión que priorice los fines y la evaluación de los resultados, a partir de herramientas como un tablero de control, y su posterior aplicación a distintas áreas del Ministerio. Por otro lado, Córdoba logró implementar un programa de Gestión por Resultados a partir de la Dirección General de Presupuesto e Inversiones Públicas del Ministerio de Finanzas, con el objetivo de lograr mejores resultados.
También es posible destacar los esfuerzos de Tucumán, Mendoza, Chaco y Entre Ríos, que avanzaron recientemente en la implementación de un proyecto con financiamiento del BID y el PRODEV para capacitar funcionarios, directores, responsables de las unidades de planificación, técnicos y mandos medios de las distintas jurisdicciones del gobierno.
La gestión por resultados es clave para establecer eficientemente los presupuestos orientados a obtener resultados, pero fundamentalmente para contar con recursos humanos con la preparación necesaria. En este sentido, y entendiendo la importancia que tiene el rendimiento de los recursos humanos es fundamental para lograr objetivos, es notable el esfuerzo que las administraciones públicas realizan en función de la capacitación de los empleados. En la mayoría de los casos se trabaja en la capacitación a partir del fortalecimiento institucional, pero también en el desarrollo de una metodología que permita evaluar los desempeños y poder identificar las debilidades en el trabajo de los servidores públicos. La aplicación de esta metodología da cuenta de un proyecto ambicioso pero también delimitado en el tiempo, lo cual incrementa aún más el desafío.
Lo cierto es que iniciativas de este tipo invitan a repensar la gestión pública y el trabajo de los servidores públicos, para asegurar procesos más democráticos y más transparentes que permitan un mayor control por parte de los ciudadanos y que incentiven a los funcionarios públicos al desarrollo de su gestión. Los ejemplos consignados, como otros que pueden observarse en el nivel municipal, dan cuenta de que este tipo de metodologías puede ser implementado en distintas organizaciones y áreas programáticas para lograr mayor eficacia y eficiencia en la función pública.